El espíritu en esta época se alimenta también de las cosas de la tierra; es tiempo de sentir la humedad del monte que se cubre de penumbras, de brumas viajeras, de musgos vibrantes, de reflejos grises y azules que tiñe el sol que intenta abrirse paso entre las ramas y que excita la menoria. Es tiempo de recoger setas, ahora otra pasión, de percibir las muchas sensaciones del bosque y ayer nos fue bien
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5 comentarios:
Mmm... falta el final: una cazuela humeante con el aderezo perfecto, unas rebanadas de pan y un vaso de vino.
¡Buen provecho!
Bssss...
recogerlas, saber cuales son buenas y cuales venenosas, un pequeño reto..
besos
Cada estación del año tiene esos momentos mágicos que diferencian una de la otra.
El color del otoño, sus olores, sus árboles pelados y esas nuevas formas de vida que aparecen en el suelo, a modo de tentaciones comestibles, evocan todo un mundo de sensaciones en nosotros y nos hace sentir vivos.
Hoy visitamos por primera vez este blog, con tu permiso, volveremos.
una delicia para el paladar y por la hora que es, mis jugos gástricos parecen burbujas de las ruidosas,,,,
Adivino el después..., los primeros pasos para recolectar las setas los conozco bien y tu los describes con destreza y armonía.
A ver si podemos compartir esas sensaciones en el monte y en la mesa. Te esperamos por casa.
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