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Desde siempre se ha dicho que la música canaliza estados de ánimo, emociones... del tipo que sean, de alegría y también de tristeza. Para mí hay canciones que me recuerdan momentos muy especiales de la vida: hoy que te amo de Pablo Guerrero me lleva a Pontevedra a principios de los 80; It is only rock and roll but I like it de los Rolling al piso de estudiantes en el primer año en la Universidad y en el muelle de San Blas de Mana a un verano en la Gomera. Y yo que algunas veces cambio de estado de ánimo con mucha rapidez, con una facilidad pasmosa y en poco espacio de tiempo puedo pasar de la euforia a la melancolía, siempre he encontrado en la música un aliado inseparable para vivir esos momentos. Así que tengo canciones que cuando estoy en las alturas les doy volumen y me hacen sentir el momento con una energía vital tremenda, tanto física como mental, y otras que cuando estoy en el otro polo y desde otro estado mucho más calmado, me llevan por otros derroteros sintiendo la melancolía. Para los momentos de alegría y como no he podido renunciar nunca a pertenecer a la década de los 60, siempre tengo cerca a los Rolling Stone, los Lynyrd Skynyrd o los Counting Crows (por citar a tres de los más más “colegas”). En el otro polo Leonard Cohen, Cat Stevens y Chavela Vargas son mis preferidos. Estos días me reencontré por casualidad con un tema que en una época escuché hasta aburrirme porque me hacía volar. No es la única, porque tengo muchas (me cuesta mucho olvidarme de Honky tonk women, Sweet jane, Born to run, Sweet home Alabama, Smoke on de water, Thick as a brick, Wish you were here o Astral weeks), pero si podría decir que es una de mis “canciones energía”. ¿Cuál es tu canción energía, esa que pones cuando vuelas por las alturas?