miércoles, 31 de diciembre de 2008

- TONALIDADES Y CONTRASTES

Pensando en tonalidades y contrastes, he disfrutado estos días de dos paísajes distintos pero ambos tremendamente interesantes. Los primeros días de las vacaciones estuve por León y la montaña se presentaba con estas tonalidades de blancos y negros que invitaba a disfrutarla en medio de un silencio embriagador
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De regreso a Tenerife, otro paisaje, urbano en este caso, con reminiscencias, al menos en la fachada, a las tierras leonesas que tan buenos recuerdos me han dejado, y con otra temperatura más cálida (22º) que invitaba esta mañana a pasear por la C/Castillo de Sta Cruz

martes, 30 de diciembre de 2008

- FUEGO Y SENTIMIENTO

El fuego tiene muchos colores, muchas tonalidades, varía de intensidad, se aviva, se consume, se estremece y vibra en cada palpitar, como los sentimientos que se deslizan a veces por un tobogán irremediable haciendo que las tonalidades intensas dejen paso a otras más pálidas o nocturnas. Vivimos, amamos, dejamos de sentir y algunas veces vemos meteoritos en el cielo, tan frágiles y fugaces…
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jueves, 18 de diciembre de 2008

- BUEN AÑO, FELICES FIESTAS

El tiempo pasa con una precisión inexorable, y de este año que se escapa me quiero quedar con todos los buenos recuerdos, con todos los sentimientos vividos y con la esperanza de seguir compartiéndolos con todos ustedes este próximo años... Felices Fiestas para tod@s

domingo, 14 de diciembre de 2008

- CONFIDENCIAS

Desde el amanecer empezaron a acomodarse los distintos tonos de luz que cubrían esa parte del monte de La Esperanza que parecía olvidado y que se había quedado en una especie de penumbra suave, ideal para las confidencias consigo mismo. Había llovido y los árboles tenían ese brillo de las ramas mojadas
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Al fondo otra luz más intensa iluminaba las ramas altas, como intentando retrasar la tormenta e invitando a pensar cualquier cosa en un paisaje que animaba a andar sin empeñarse en nada o tal vez recuperar otros momentos que se habían quedado perdidos y que ahora simplemente había que reconocer

miércoles, 10 de diciembre de 2008

- ENCUENTROS DE IDA Y VUELTA

Los aeropuertos son lugares de ida y vuelta, donde se precipitan los acontecimientos y se suceden de manera vertiginosa las cosas. Es como una película donde se centra en plano corto una acumulación de sensaciones, la mayoría vitales. Es el lugar de aquella conversación telefónica en la que una voz intenta abrirse camino entre las brumas desde el otro lado, mientras la sangre late a tropeles desde la muñeca que sujeta nerviosa el auricular hasta el último rincón del cuerpo. Es el sitio de encuentro que sucede a la llamada, tan imaginado y esperado que nunca ocurre de ninguna de esas maneras, por más que se tome la precaución de adelantarse diez minutos de lo previsto para prepararlo todo después de planificarlo mucho. Es donde transcurre la espera más lenta que estimula la memoria, tiempo cautivo que se alarga, frente a un telón inmenso donde se alternan imágenes de trasiego, con otras de ayer y de luego, hasta que el zumbido conocido del teléfono obliga otra vez a cambiar de tercio. Intriga, curiosidad, emoción, ansiedad… unas pocas palabras, ahora ya limpias de sonidos metálicos, próximas, algún silencio que se hace eterno, como midiendo la urgencia, alguna leve sonrisa que testifica el inminente encuentro y que pone en alerta todas las terminaciones nerviosas. Es el espacio donde se identifican las miradas íntimas de entre las multitudes, como si de pronto todo desapareciera y quedara sólo sitio para dos. Al mismo tiempo, casi en el mismo lugar, alguien respira de manera dificultosa, casi ahogándose, con la pena transcurriendo por sus ojos llorosos, sin prisa, sin consuelo, mirando a un punto indefinido como no queriendo ver, desnudo de vida, como si fuera una cometa a punto de romperse por el viento que arrastra la despedida…

miércoles, 3 de diciembre de 2008

- AFECTOS CONTENIDOS

No recuerdo la fecha, que sería lo de menos, ni recuerdo tampoco si había adornos de navidad porque no me sitúo en las estaciones, lo que si recuerdo fue que era un acto de rebeldía o de súplica. Simplemente me puse entre ambos y coloque su brazo sobre el hombro de ella. Me dolían los silencios, me incomodaba cuando se recluía en su contexto íntimo, cuando nos traspasaba con un sentimiento tan indiferente como irreal, negando cualquier muestra de afecto que escondía y me incordiaba ese franqueo a que alguien se asomara a sus sentimientos que vivía sin transmitir, ese intento de sentir al margen de las emociones que tantas dudas creaba.