domingo, 18 de julio de 2010

- RECUERDOS DE VERANO

Aunque con el ajetreo de final de curso no he tenido últimamente el ánimo para demasiadas hazañas, me he dejado seducir en estos días por el encantamiento que deja el paso del tiempo en la memoria, y que trasluce de vez en cuando la luz y hasta el aire de otros tiempos. Son como destellos que las huellas del tiempo dejaron gravadas en la piedra de cada esquina, en esas tardes de verano de era y paja, de almendras verdes, de ciruelas rojas al atardecer, de baños en los estanques, de la canción del verano y de verbenas que cada fin de semana iban rotando como un reloj por cada barrio. Supongo que a muchos este tiempo les habrá hecho recordar, con un poco de nostalgia, los días de verano en el pueblo o en los lugares donde pasaron las primeras etapas de la vida. En los rincones de la casa de abuela quedaron marcadas muchas líneas de la vida. Aunque faltaban muchas cosas, incluida la luz eléctrica, a mí me parecía que era la mejor del mundo. Y eso que cuando apretaba el calor no teníamos nevera y cuando quería leer de noche tenía que valerme la luz de una vela. Pero tenía conformado en torno a pequeñas cosas mi mundo particular, donde se fueron reafirmando todos esos ideales, algunas veces un tanto insensatos, de la adolescencia. En la penumbra de la habitación, en la que un tocadiscos de color rojo que funcionaba con pilas y una estantería con discos, libros y revistas musicales ocupaban un lugar destacado, cabían todos los mundos, los escenarios y situaciones que mi mente alcanzaba a imaginar y por los que yo transitaba libremente. Esos mundos en los que se fueron gestando también los primeros romances, las primeras miradas de complicidad y los primeros besos furtivos con sabor a misterio. Pero sobre todo la casa de abuela me trae recuerdos de verano, de esas largas tardes de calor con los amigos a la sombra de los almendros en el Camino del torreón, que era el punto de encuentro y de los viajes en guagua a la playa de Puerto de Naos, donde nos pasábamos incansables todo el domingo. Después mi padre construyó una caseta de madera en la playa de Charco Verde, en la que pasábamos de viernes a domingo todos los meses de verano. Dormir oyendo el murmullo del mar y levantarse para desayunar en la terraza viendo el juego de las olas son otros de los recuerdos que conservo vivos. ¿Y tus recuerdos de verano cuáles son?
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28 comentarios:

Ligia dijo...

Maravilla de recuerdos. Yo tengo muchos, de niñez cuando mi padre nos llevaba a pasar una semana a Las Carboneras (cuando no había ni carretera) o a la playa de Las Barranqueras en Valle Guerra. Ya de jovencita íbamos a Bajamar y una vez casada, todos los veranos los recuerdo en tu tierra, La Palma, hasta que los niños ya no fueron tan niños y los mayores se empezaron a ir... Pero son hermosos los recuerdos. Abrazos

Belkis dijo...

Yo también recuerdo muchos veranos en el campo, en casa de mis abuelos. Tal y como lo cuentas, con nuestras carencias, con nuestros juegos, los amores de verano, las reuniones familiares, los cuentos por las noches reunidos en grandes grupos de familiares, también los castigos. Mi abuela en especial era muy estricta, y debíamos ir muy rectos. Son cosas que no se olvidan.
Un abrazo Beker y feliz semana!!!

Eritia dijo...

Hola Beker, pues yo no tengo demasiados recuerdos de los veranos de mi niñez, te diré que soy la pequeña de cuatro hermanos y única niña, mis hermanos mucho mas mayores que yo vivieron una infancia juntos y creo que más divertida que la mía, yo por ser la pequeña y niña, mi madre nunca estuvo mucho por la labor de separarse de mí y ya mis recuerdos se cifran con 12 y trece años, sobre todo de campamentos, pero mira te diré uno de los recuerdos que tu post ha hecho aflorar a mi penamiento y que me ha hecho sentir muy bien, las tardes de verano en mi casa, mi padre al que le encantaba dormir la siesta, tiraba en el suelo una gran colchoneta a la que yo me incorporaba para ayudar a pasar las primeras horas de gran calor aqui en la meseta. Por supuesto ninguna tarde había siesta, todas las tardes se producia la amenaza que en caso que no dejara dormir no podría salir a la tarde, y allí acudía yo tanquilita a la colchoneta sin moverme hasta que mi padre me provocaba diciendome estas dormida?, ahí acababa la siesta y comenzaba la fiesta.

Luego ya vinieron mis veranos en cadiz, donde sigo yendo año tras año y no concibo otros verano fuera de ese trocito de tierra y mar que tanto amo.

Besos. Eritia

Paquita Pedros dijo...

Hola cielo mis recuerdos no son muchos la verdad pero echo de menos aquel tiempo en que era feliz normal era pequeña
un beso corazon y feliz semana

luisa maria cordoba dijo...

¡¡Tengo tantos recuerdos!! cuando veraneaba con mis hermanos y primos en la playa de Rota (Cádiz)
Fueron años muy bonitos, que están en mi memoria.
¡¡Que tiempos aquellos!!
Un beso Beker.

Ursula dijo...

beker...

hermosos recuerdos... un álbum repasado con nostalgia y cariño...!

bello y tan... inolvidable... no?

de mis veranos puedo decirte que son mi vida... eterno mar... pinos... arena... mi paraíso...!

hermosos días amigo querido!!!

beso!!!

(en mi galería caricias para el alma... hay un diploma que me gustaría compartir por un año de mis Letras... es el Nº 25... pasa a buscarlo cuando quieras... te lo ofrezco con todo cariño...)

lisebe dijo...

Hummm que recuerdos mi querido amigo, sabes yo recuerdo esas tardes sentada a la mesa con mis padres detrás de la casa debajo de la higuera y cuando mi padre nos cogía las cerezas del arbolito de al lado. cuando recogía los tomates del huerto y mi madre hacía una gran ensalada fresquita, o un gazpacho.
Esas conversaciones a la fresca que nunca tenían fin pero si olores de frutas y verduras, al horizonte las montañas de Montserrat y una buena botellita de cava fresquita. Humm que recuerdos más lindos me has hecho recordar mi querido Beker.

Besitos y buena semana querido amigo

✙Eurice✙ dijo...

No tengo recuerdos, mi vida ha sido complicada, no tuve abuelos, enfin, leeré los recuerdos de otros para hacerme una idea.
Saludos

Unknown dijo...

yo he vivido tantos veranos diferentes que es imposible quedarme con uno, creo que todos han tenido sus momentos mágicos, sus noches con estrellas fugaces, algunos besos que sabes que no volverán y quizá por eso llegan a ser mucho más emocionantes, caminar descalza por alguna playa, las fiestas de pueblos, los amigos, los viajes... para mí el verano es la mejor estación :)

AKASHA BOWMAN. dijo...

Comparto con usted, poeta, esa evocación a los veranos de la era, con polvo y alta hierba seca, donde corríamos sin parar cogiendo saltamontes o ranitas y guardándolos en los bolsillos como si fueran tesoros, mientras a lo lejos chillaban estridentes los grillos. ( O serrá en mi caso, que soy de pueblo... jeje)
Esas tardes comiendo ciruelas y moras de las zarzas del camino, ensuciándonos de negro las manos y la boca, o aquellas en las que chapoteabámos con los pies descalzos en algún saltarín arroyo.
Ese columpio en la rama del manzano, echo con una vieja rueda de coche, en el que creíamos volar mientras cerrábamos los ojos.
Y las jornadas de playa, tan esperadas, con el flotador con cabeza de patito enroscado en nuestra cintura, y el rico bocata de pan y chocolate en la bolsa de la merienda...

¡Qué recuerdos! O será que nos estamos haciendo mayores?... jejejeje

Encarni dijo...

De pequeña recuerdo que en los veranos era una niña bastante traviesa, algunas tardes la pandilla de la calle nos ibamos a cazar ranas, o preparabamos una merienda-excusión, otras veces como la playa nos quedaba lejos llenabamos una pila de agua, y nos perseguiamos por el patio con pequeños cubos y nos mojabamos unos a otros. Uno de esos veranos en otra excursión quisimos aprender a fumar y nadie entendió como los adultos fumaban.
Baldeabamos la calle aún sin asfaltar y sacabamos nuestras sillas a tomar el fresquito y escuchabamos a mi abuelo con sus cuentos e historias.
Recuerdo como iba con mis hermanos al puerto y ayudabamos a los pescadores, y ellos a cambio nos daban puñados de pescado que llevabamos a casa y si era mucho lo vendiamos a las vecinas y ahorrabamos para la feria del pueblo.

Ya de mayor, fueron otros veranos los que viví, algunos inolvidables y otros para olvidar, como la vida misma.

Un abrazo.

Taller Literario Kapasulino dijo...

Me encantaron tus recuerdos de verano.
Yo también tengo muchos recuerdos, las visitas a mis primos, el primer viaje con mis amigas. Todos preciosos!
Me encanto este post!

Calvarian dijo...

Supongo que nuestras gneeraciones tienen parecidos recuerdos. Las de ahora ya no tendrán esos mismos. Ellos se lo pierden, el mundo ha cambiado. Desde luego envidia me da lo de la caseta a la orilla del mar.
Mis veranos en la montaña palentina...Eran en casa. No había dinero para vacaciones en la playa. Eran veranos de deporte, lectura,piscina(poco más de un mes, el agua estaba congelada de verdad) travesuras en el robledal, y algunas meriendas con los vecinos en la calle. Las verbenas también eran compañeras inseparables.

Abrazos con recuerdos

Mar y Sol(a veces tenue y otras no) dijo...

Hola poeta amigo, aquí vengo a retribuir tu abrazo que tanto bien me hizo y que sí traspasó la distancia que se volvió intangible...
De paso me llevaste a mis recuerdos de verano. A mi también me llevan a mi niñez y el que me viene siempre es el de los días de lluvia y mucho calor cuando mi mamá me permitía mojarme a placer bajo la lluvia...qué maravilla
Te dejo mi abrazo y me llevo este recuerdo que logró traer el tuyo...

Cecy dijo...

Que lindisimos recuerdos! Y ese frente al mar o dormir escuchando su musica el romper de las olas, Ay, que delicia, para mi magia pura.

Yo ya lo conte.
:)

Besos querido beker.

Mar dijo...

¡Cuántos recuerdos has hecho que vengan a mi memoria!...

Si me pongo a contarte, no habría espacio.

Sí quiero dejar uno: jugando con una colchoneta en el mar, en la costa almeriense, con mis hermanos (sólo nos duraba un día, así que ya puedes imaginar la calidad), inventando mil historias. Íbamos a surcar todos los mares, atravesando el Estrecho y, de ahí, conquistar otros mundos... y... cuando empezábamos a adentrarnos... justo era en ese momento cuando se pinchaba y nuestro sueño se desvanecía hasta otro día.

Un beso muy grande y gracias por hacerme recordar.

Ximena^ dijo...

Las vacaciones en “Las Cortas de Blas” eran una extensión del mundo de fantasía y magia que dejaba en Logroño. Pasaba de los títeres y los juegos en “El Espolón” al “mundo perdido del abuelo Lolo”.
Allí había casitas de barro, estantes repletos de cacharritos que creábamos juntos con la masa arcillosa cuidadosamente amasada. Un tesoro… ¡Guauuuu! Ningún pirata por muy “Barba Roja” que fuera tenía uno tan hermoso como el nuestro. Estaba enterrado en un hoyo que hizo el abuelo cerca del huerto, cubierto por una lona y oculto tras unas tablas; formado por cientos de pulidos cristales de colores, piedrecitas con poderes extraordinarios y chapitas que brillaban con los rayos del sol. ¡Cuántas aventuras se soñaron aquellos días!
La abuela horneaba pan, magdalenas y unas exquisitas rosquillas, asaba pimientos,.. Mmm.. los olores de la leña de encina, el crepitar de las llamas, los sonidos del campo en las noches de la meseta castellana mientras el abuelo nombraba las estrellas de la Vía Láctea señalando el camino,.. La luz de las luciérnagas eran hadas que salían de noche y vigilaban nuestros sueños.
¿Quién no querría que esa niña viviera eternamente en el corazón?

Necesitaría un mar de páginas para contar una infancia tan repleta de emociones.

Muchas gracias por este post de color sepia, aromas intensos y sabores dulces. Es un placer perderse con la “mirada de niña” en tus recuerdos y los de otros.

No me perderé ningún comentario.

Besos infantiles:))

Oh oh

E. Martí dijo...

¿Mis recuerdos de verano??? Mucha luz, muchos sueños, sensibilidad a flor de piel, amigos, travesuras, planes, los abuelos, las noches estrelladas, tardes interminables...
En este poema se deja entrever algo de lo que te digo.
Un abrazo, amigo. Viva el verano.

No se lo digas a nadie:
hundí mis raíles en tu piel nocturna,
hice mías las horas de los siglos vividos
sin tí,
me columpié en las alas de un puente inacabado...

No se lo digas a nadie:
bebí de las antorchas y los garabatos;
leí tus letras sobre el brasero y la niebla,
al pie de columnas y candiles arrebatados a la noche.

No se lo digas a nadie:
me instalé detrás de la tormenta,
idolatré musgos y papiros indescifrables.

Cerré los ojos, morí mil veces,
enterré mis manos en la tierra,
te busqué muchas tardes de verano.

No se lo digas a nadie:
me hablé, me exploré, me amé,
me inventé, no se lo digas a nadie…

Perdí, naufragué, sobreviví
a los agostos interminables.

Y ahora te reclamo, dulce espacio.
Aquí me tienes, vuelvo a ti,
este miedo, la tormenta,
este vértigo. Aquí, aquí...
No se lo digas a nadie.

Unknown dijo...

Ummm cuantos recuerdos, tan calidos tan dulces, tan intensos, es como respirarlos, muchos...

...muchos... bailar al aire libre...en las verbenas..., nadar con mi padre e ir con él a pescar...

... descansar por la noche sintiendome protegida todo el rato...

.. robar... de las higueras... higos con la pandilla y tomates... y comernoslos..


no sé tantos.. que tendría para cuatro páginas de folio..

Un beso y gracias por volver por mi blog

matrioska_verde dijo...

mis recuerdos de verano son sobre todo:
- los viajes en el tren para ir a la playa de Cabañas (Puentedeume, por si quieres buscar en internet)... el tren siempre se averiaba y teníamos que bajarnos en medio de la vía... impensable hoy en día.
- la excursiones a la Presa del Rey con mi pandilla y las guitarras.
- los veranos en Meirás, donde pasaba el verano mi amiga de la infancia y que siempre me invitaba a pasar una semana.
- las verbenas populares y los amores de verano
- la celebración de los patrones con un montón de gente invitada en casa... mucho trabajo, eso sí...

en fin... recuerdos cotidianos.

biquiños,

Jezabel Kein dijo...

Mis recuerdos vienen de mis primeros años, cuando mi padre manejaba por horas al atardecer y a mi me atraía tanto la vista del mar, el sol haciéndose pequeño a lo lejos con ese reflejo largo que alcanzaba justo el otro borde del agua. Una hilerilla blancuzca con brillos dorados sobre un mar rojizo, meciéndose apenas por el viento que suave y tibio nos envolvía. A él le gustaba estacionarse un rato en los miradores, supuestamente para relajar las piernas, pero a mi siempre me dió la impresión de que sus ojos se querían llenar con esa luz para continuar después un poco más inspirado.

Anónimo dijo...

Hola! Con motivo del segundo aniversario de nuestro blog, queremos regalarte un presente. Pasa a buscarlo al blog del Taller.

Lisandro dijo...

Tus recuerdos me hacen rsonreir con emocion y aprecio hacia vos amigo!! un gustaso volverte a leer y encontrar por estos lados! te mando un fuerte abrazo!

María Socorro Luis dijo...

Mis recuerdos son muy parecidos a los tuyos: campo, mar, paseos , bailes los domingos y cualquier otro día, con cualquier pretexto, chicos, amores platónicos...un montón de sueños y de ideales... esa vida plena, sana y sencilla de los pueblos...

Muchos besos.

gaia56 dijo...

Muchos veranos diferentes he vivido... tal vez me has hecho recordar uno en Las Navas del Marqués, en casa de unos amigos de mis padres, donde se dormía la siesta (en Asturias yo no lo hacía) y mientras el pueblo estaba en silencio yo leía novelas de Agata Christie y aprendía a andar en bici... lejanos tiempos.
Un beso

Logan y Lory dijo...

Recuerdos que todavía nos reportan felicidad. Desde el presente se rememoran esas etapas sabedores de lo que tuvimos y disfrutamos, aún dentro de las carencias de una época en la que la austeridad se hacía patente a todos los niveles, se disfrutaba de lo que cada uno tenía y se valoraba por todas aquellas satisfaciones que nos han reportado.

Una hermosa etapa de la vida, para recordar ahora desde la añoranza y el reconocimiento.

Un abrazo.

irene dijo...

Tengo tantos recuerdos de verano, todos ahí, apelotonados, que casi no me acuerdo de ninguno con nitidez, pero recuerdo uno de hace miles de años, uno "de era y paja", con mis primos y amigos encima del trillo de mi abuelo, nos subíamos locos de alegría, felices, pero durábamos 5 ó 6 minutos, enseguida empezaba a picarnos todo el cuerpo por las briznas de paja, es muy duro el trabajo del campo.
De mar tengo pocos recuerdos, me hubiese gustado haberlo tenido cerca.
Bonitos tus recuerdos.
Besos, Beker.

azul dijo...

Pero que preciosidad de entrada....que bien escrita, que bien detallada, me has hecho vivir tu infancia...

Yo recuerdo mi terraza, mi piscina de plastico, mi maquina de escribir y los intentos de hacerlo, los juegos, los deberes que me ponía mi hermana, mis cumpleaños...el alioli de mi madre, las salidas a la montaña y la tortilla de patatas con aquel mantel a cuadros...

Recuerdos

Repito preciosa entrada

Unsaludo