jueves, 8 de mayo de 2008

- NOSTALGIA

En 1980 tuve casi que recorrer el mundo por eso de servir a la patria. Y digo recorrer el mundo, porque salir de mi pequeña isla de La Palma y aterrizar en Galicia, supuso para mi una especie de destete y de destierro terrible del que tardé en reponerme. Para que entiendan el desgarro afectivo que me produjo dejar por primera vez mi casa, a una amiga especial y, sobre todo, a mi madre, una anécdota: le pedí a mi familia que por un tiempo no me escribieran cartas, porque cada vez que me llegaba una, me provocaba una honda melancolía con sabor a ausencia y distancia, que hacía que tardara varios dias en leerla. En esa época de desventajas, después la valoré más como de fortuna porque conocí a Juán Abanades, a Nardo, a Francisco y a Pontevedra, se cruzó por mi vida Pablo Guerrero, cantautor, poeta y artista extremeño, que llenó, junto a los libros de filosofía, muchas tardes. Inspirado en uno de aquellos temas que grabó en el Olympia de París y que tantas veces escuché, surgió este pensamiento:
.
Hoy que te amo
vamos a creer que nuestras manos crecen
y que tenemos mil dedos
que son como antorchas
que a la noche amanecen
y que nuestro amor de golpe
como una lluvia fertil se derrama
.
Hoy que te amo
quiero incendiar el aire con la risa
y los besos de tu voz y la mirada
para que no me olvides nunca
y quede grabado para siempre
que nostalgia es la palabra
que dice tu ausencia...

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