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El silencio nunca fue una elección premeditada ni voluntaria, sino más bien un refugio obligado que no reunía ninguno de los requisitos de la normalidad y la calma. Se fueron envolviendo mutuamente en ese juego de fuga, bajo la consigna de que cuando no se habla, tampoco hay que explicar nada. Para Abilio la presencia intermitente de alguien que había sido tan importante en su vida, pero que ahora se había convertido en una desconocida, le había ido minando poco a poco sus reservas de estabilidad. Se movía en torno a una frontera sin barreras, en la que no sabía nunca qué lugar ocupaba, ni contra quién tenía que luchar, probablemente contra sí mismo.
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Después de un tiempo que se hizo más largo de lo que pensó que podría soportar, la espera empezó a convertirse en desesperación. Estaba siempre a la expectativa, buscando diariamente cualquier signo de cambio, una palabra, una explicación, un gesto, una simple rendija por donde colar su intriga, un desagüe por donde vaciar la inquietud de un día sobre el otro en el que se convirtió aquel distanciamiento, bajo un mutismo que le sabía casi a reclusión. Vivía en un mundo de irrealidades donde nada era lo que parecía ser, un mundo de fantasías, de dobles caras, de fachadas superpuestas que escondían otra realidad, de cristales empañados, de salir sin saber a dónde, de figuraciones que ocultaban una situación sospechosa a la que no tenía acceso.
Después de un tiempo que se hizo más largo de lo que pensó que podría soportar, la espera empezó a convertirse en desesperación. Estaba siempre a la expectativa, buscando diariamente cualquier signo de cambio, una palabra, una explicación, un gesto, una simple rendija por donde colar su intriga, un desagüe por donde vaciar la inquietud de un día sobre el otro en el que se convirtió aquel distanciamiento, bajo un mutismo que le sabía casi a reclusión. Vivía en un mundo de irrealidades donde nada era lo que parecía ser, un mundo de fantasías, de dobles caras, de fachadas superpuestas que escondían otra realidad, de cristales empañados, de salir sin saber a dónde, de figuraciones que ocultaban una situación sospechosa a la que no tenía acceso.
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La vida le escupía cada día como respuesta medias verdades, las noches eran como días sin sol y las historias imaginarias con las que llenaba el tiempo para llegar a esa otra realidad que desconocía, eran como una especie de tortura lacerante que nunca tenía fin, hasta el siguiente encuentro que era el punto donde más se distanciaban.
La vida le escupía cada día como respuesta medias verdades, las noches eran como días sin sol y las historias imaginarias con las que llenaba el tiempo para llegar a esa otra realidad que desconocía, eran como una especie de tortura lacerante que nunca tenía fin, hasta el siguiente encuentro que era el punto donde más se distanciaban.
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En ese callejón sin salida vivía atrapado como una víctima del tiempo, como un barco a la deriva, entre una realidad que quería borrar pero que no terminaba y el propósito de que mañana tenía que empezar a cambiar, porque percibía que cada vez más su vida quedaba arrinconada al futuro. Sobrevivía entre la pena de cerrar la puerta al pasado y abrir otra por la que tendrían que pasar todas las cosas que debía volver a colocar, entre las que se encontraban las personas que más amaba.
http://www.youtube.com/watch?v=m0h2nikS8IE
En ese callejón sin salida vivía atrapado como una víctima del tiempo, como un barco a la deriva, entre una realidad que quería borrar pero que no terminaba y el propósito de que mañana tenía que empezar a cambiar, porque percibía que cada vez más su vida quedaba arrinconada al futuro. Sobrevivía entre la pena de cerrar la puerta al pasado y abrir otra por la que tendrían que pasar todas las cosas que debía volver a colocar, entre las que se encontraban las personas que más amaba.
http://www.youtube.com/watch?v=m0h2nikS8IE